
Como consecuencia de ésto, dió paso a una activa y disciplinada práctica del deporte, podiendo así perfeccionar la condición del cuerpo al máximo; así desarrollaban la musculatura, la elasticidad y la resistencia y conseguían mantener un excelente estado de salud, que les permitía lograr una adecuada salud mental.
Por otro lado, la práctica de los deportes obedecía a la celebración de
las fiestas religiosas que se hacían en honor de los dioses; en cada
peregrinación hacia un santuario, se desarrollaban competencias
atléticas, como por ejemplo ocurría con los juegos ístmicos, que se
celebraban en el Istmo de Corinto en tributo al dios Poseidón, o con los
juegos píticos que se llevaban acabo con motivo de la peregrinación a
Delfos. No obstante, la competencia más trascendental eran los Juegos
Olímpicos, que desarrollaban en la ciudad de Olimpia.
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